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Mostrando entradas de octubre, 2009

QUIERO VENDER MÁS. PARTE 1.

QUIERO LLENAR MI HOTEL. Esa es la ilusión de todos los hoteleros, llenar el hotel y cobrar lo máximo en cada momento . Naturalmente que eso no es posible porque es un objetivo al que hay que tender pero no una realidad fácil de alcanzar. Lo que sí podemos hacer es aproximarnos todo lo posible. Como corren tiempos difíciles habrá que exprimirse las meninges y aprovechar las circunstancias que brinda el nuevo contexto económico. Las crisis también pueden ser oportunidades para poner a punto nuestras fortalezas, analizar las debilidades y esquivar las amenazas. Para que la explotación de un hotel sea sostenible a largo plazo tenemos dos frentes abiertos permanentemente . El primero es la calidad y debe ser mimado por motivos lógicos, ya que forma parte del propio producto y es a la vez promoción del establecimiento. El segundo frente es la publicidad, que tendría que generar cada vez menos gastos toda vez que la difusión del hotel nos la pueden hacer los propios clientes gracias a una exp

QUIERO VENDER MÁS

QUIERO LLENAR MI HOTEL (SEGUNDA PARTE) El mes pasado publicaba en esta sección acerca de una serie de puntos clave para optimizar la calidad del hotel como herramienta de promoción. Ahora profundizaremos seriamente en algunos aspectos de interés. 1.Lo que opinan de mi hotel. Ya hemos dejado claro que las opiniones se propagan por el mundo a toda velocidad y lo que alguien piensa en Teruel lo saben en Lugo enseguida. Hemos pasado de la llamada Galaxia Gutemberg a la Galaxia WWW pasando por la denominada Galaxia Marconi. Pues bien, lo que los clientes dicen de nosotros debe ayudarnos a mejorar. Un posible cliente que entra en un portal de internet a buscar alojamiento no dejará de mirar la nota media que han otorgado anteriores consumidores. Una vez que la calificación resulte decepcionante y que se escruten meticulosamente los comentarios para sorprenderse negativamente, las posibilidades de que la reserva se efectúe se reducen a cero. El propietario tiene que tomarse las críticas como

Tomaremos vino, por supuesto.

Mucho se ha escrito sobre el vino en el restaurante pero aún no está todo ni dicho ni hecho. Lo normal es que uno o varios comensales tengan a su disposición una carta de vinos y de ahí elijan lo que quieran en función de sus apetencias, lo cual no es tan sencillo como parece porque según aumenta el número de clientes las preferencias serán variables y no tan sencillas de conjugar. Mientras hay amantes de los blancos y rosados, los fanáticos del tinto abundan y encima son mayoría los que se decantan por una o dos denominaciones de origen e incluso por bodegas en concreto. El que come solo no tiene con quién discutir pero se encuentra casi siempre con que la unidad mínima de consumo es la tradicional botella de tres cuartos de litro, a todas luces excesiva para la mayoría de los mortales. En algunas cartas se encuentran botellas de cuarto y mitad (375 mililitros), que se ajustan más al consumo individual pero esa no es la norma. La posibilidad que queda es la del consumo por copas, siem